¿Cómo forja su legitimidad un fotoperiodista? ¿En qué factores descansa la referencialidad de Víctor Ch. Vargas, el icónico grafico de CARETAS que ha cumplido siete décadas de inquietante y reconocida labor?
Lo cierto es que mientras muchos están de ida, Víctor Ch. Vargas está de vuelta; y en ese ejercicio este fotoperiodista no reclama paternidad alguna, menos derecho de propiedad (llámalo influencia, si te parece). Lo suyo es la calle, el detalle luminoso no visto por el ojo común, el olfateo de la noticia y la temeridad cada vez que la situación la requiere.

Víctor Ch. Vargas apagó 70 velitas a inicios de abril y lo único que busca —aparte de sus caminatas por el Centro Histórico— es seguir haciendo lo que más le apasiona: fotoperiodismo en CARETAS, por la libertad temática que le depara, libertad que calza con su visión de vida y porque, en sus propias palabras: “CARETAS es una adicción”.


Víctor Raúl Chacón Vargas, o simplemente Víctor Ch. Vargas o Ch., cumplió 70 años el pasado 6 de abril, de los cuales 42 los ha dedicado a CARETAS.
Esto no es cosa para la estadística: hablamos del mayor reportero gráfico peruano en actividad.

“Se supone que debería estar retirado, pero yo quiero seguir trabajando y el fotoperiodismo me apasiona, soy de naturaleza inquieta, creativa”, dice Víctor, cuyo registro gráfico abarca las últimas cuatro décadas de la historia política, social y cultural del país.
Ha fotografiado a 11 presidentes (desde Morales Bermúdez a Castillo), macabros sucesos de los años del terrorismo, conflictos sociales, políticos y modelos hoy famosas que posaron primero para su lente (Millet Figueroa y Tilsa Lozano), etc.


“He hecho miles de fotos y no puedo decir que haya una que considere la mejor o que me guste más”, dice Víctor, subrayando con su silencio que esa suerte de “insatisfacción” es también lo que lo lleva a seguir saliendo a las calles.
“Me preguntas si soy un niño, sí, lo soy, soy ahora un niño en el cuerpo de una persona mayor, mi entusiasmo se renueva ante la posibilidad de captar los sucesos de una buena historia”.

Y es que el sueño de vida de Víctor no era otro que trabajar en CARETAS.
“Antes de entrar a CARETAS, hice guardia en la puerta de la revista casi todo un año a la espera de una oportunidad”, la cual llegó en noviembre de 1979, cuando el jefe de fotografía de entonces, Carlos Bendezú, le invitó a trabajar en el laboratorio fotográfico, labor en la que estuvo poco más de un mes, porque “aproveché la oportunidad ante la ausencia de fotógrafos para cubrir un incendio en el aeropuerto Jorge Chávez. Fui el primer gráfico en llegar y a don Enrique Zileri le gustaron mis fotos y pidió que vaya a la calle, así fue como empecé”.


Candidato Mario Vargas Llosa en adrenalínica segunda vuelta. Mayo de 1990. ARCHIVO CARETAS.
Víctor tenía 27 años y venía de trabajar en estudios fotográficos como Luz y Sombra, es decir, contaba con experiencia fotográfica, la cual se reflejó en CARETAS mediante un crecimiento exponencial. Víctor se siente reconocido, “pero no me la creo, yo no estudié fotografía, pero siempre he sido curioso y aprendí mirando. A los jóvenes les recomiendo afinar su sensibilidad, un reportero gráfico no lo es por el equipo que usa, sino por su mirada”.
Palabra de fotoperiodista.