El viernes 25 de noviembre, a las diez de la noche y desde un punto desconocido, el técnico del Área de Abastecimiento, Compras y Control Patrimonial del Congreso de la República, Raúl Pastor Carrera, enviaba una variedad de órdenes de compra para su institución. Contagiado por el espíritu del Black Friday que tuvo lugar ese mismo día en las principales capitales del mundo, Pastor no escatimó en adquirir 890 computadoras y 160 impresoras por casi ocho millones de soles.
Los procesadores fueron adjudicados a la empresa Grupo Coresol S.A.C y los monitores a Compured S.A.C, ambas con sede en la ciudad de Trujillo. Más allá de la pertinencia en la elección de estos proveedores, que ya es materia de investigación por la Contraloría de la República, lo que no se entiende es la compra por separado de ambos artículos. El catálogo de Perú Compras oferta computadoras integradas a mejores precios y en plazos de entrega más razonables que los 45 días pactados para esta millonaria adquisición.
Peor aún, en el colmo de la desfachatez, Edgard Gastón Fiestas Aguilar ya ha anunciado que no sabe si cumplirá con el plazo de entrega “porque son días de fiestas”. Este desenfreno de compras se produjo 24 horas después de que la Oficina de Bienestar del Congreso enviara la solicitud de cotización de las ahora famosas canastas navideñas.
Estas tienen un costo de 920 soles cada una y serán entregadas a 4,157 trabajadores, lo que sumado a los 80 soles por un vale de pavo y los 500 soles que cada uno de ellos recibirá en un tarjeta de débito, alcanza el monto de 4 millones 251 mil soles. Por tanto es factible decir que, entre el jueves 24 y el viernes 25, el Congreso de la República desembolsó más de doce millones de soles en compras, ya sea a través del convenio marco, como en el caso de las computadoras, o por adjudicación directa, como pasó con las canastas navideñas.
El Oficial Mayor del Congreso, José Cevasco, salió al frente de las críticas y en conferencia de prensa el pasado martes 13 de diciembre afirmó que “la ley nos obliga a comprar a través del catálogo electrónico” (de Perú Compras). Cevasco aludía entonces al artículo 82 del Reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado, que rige para la gran mayoría de instituciones públicas menos para, ¡oh sorpresa!, el propio Congreso de la República.
En efecto, mediante Acuerdo N° 310-2011-2012-MESA/CR, se aprobó la “Directiva para las contrataciones de bienes, servicios y obras del Congreso de la República”, que establece un procedimiento tipo subasta, con puja hacia la baja y veeduría de representante de la Oficina de Auditoría. Por lo tanto, el Congreso no está obligado a comprar a través del convenio marco, como sí ocurre con el Ministerio de Educación.
Aún resta saber a qué estaban referidas dos órdenes de compra producidas entre el 25 y el 29 de noviembre, cuyo detalle no se encuentra en el portal de Transparencia. ¿Se trató de otro desembolso hecho entre gallos y medianoche? “Hay una campañita contra el Congreso”, dijo Cevasco para justificar las 48 horas de millonarias compras navideñas. Campanas sobre campañas.