¡Pues más de un comprador de fuera de España estará lamentándolo porque es excepcional!”, publicó la web Invertir en Arte en su cuenta de Twitter el 2 de junio. El Ministerio de Cultura de España había anunciado que 136 acuarelas del Códex Trujillo del Perú no podrían salir del país por tratarse de patrimonio histórico español.
“Sabíamos que si ganábamos la puja tendríamos que mantener el manuscrito en España hasta conseguir un permiso de exportación. Pero también sabíamos que el gobierno de España podía ejercer su derecho de tanteo. Por eso hicimos las gestiones para informarles que el Perú quería ese manuscrito. No hubo voluntad de escuchar”, asegura Natalia Majluf, directora del Museo de Arte de Lima a CARETAS.
Majluf aprecia el gesto de España, pues “reconoce que el Perú tiene un derecho moral sobre la obra”, pero “no resuelve el problema de fondo”. Aún está pendiente la creación de un patrimonio común iberoamericano. “Las obras producidas en un contexto colonial merecen un tratamiento diferenciado. En este caso España se arrogó la potestad de dirimir dónde debe estar el manuscrito”, añade.
Entre 1782 y 1785, el obispo español Baltazar Martínez Compañón recorrió la diócesis de Trujillo y encargó a dibujantes anónimos documentar la vida cotidiana de la sociedad virreinal, así como la flora y fauna del lugar. En 1790 envió los documentos a España para ser archivados en el Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, hoy convertido en la Biblioteca Real. Alberga 1,400 láminas en total. No es ni la décima parte de lo que tenemos hoy en el Perú. (JR)